lunes, 6 de julio de 2009

EL CUPIDO


Aquellos que me conocen, saben quien era el CUPIDO...

Este post lo podría llamar Cupido o cómo puede cambiar tu vida tanto debido a "los pequeños detalles".


Para quien no lo sepa el Cupido era el mote con el que todo el mundo en mi pueblo conocía a mi abuelo Paterno, la verdad es que jamás le pregunté de donde venía el apodo, pero conociéndolo no hace falta fantasear mucho.

Y dirán ustedes: ¿Y si el Cupido era tu abuelo porque no pones una foto de él y pones la de unos barcos?

Pues bien, además de ser mi abuelo el CUPIDO ,éste también fué el nombre que le puso mi padre a su barco, en honor a su padre claro está.

Pues bien, no os podéis ni imaginar el "odio" (parece una palabra muy fuerte, pero era así), que le pude llegar a tener en su época a ese barco).

De pequeño mi padre solía ya llevarme a pescar en su primer barco, El Ana María, para mi era una fiesta ir con él y ver como pescaban tal cantidad de pescado, me gustaba el Mar...

Cuando acabaron de hacer estos barcos, el Cupido y el Carcaman (este nombre en honor a mi bisabuelo, tampoco nunca pregunte el porqué del nombre,pero no sé porque me da que debía ser un poco raro... XD) ya no era tan chico, era el verano del 98 y yo ya contaba con la edad de 15 años, en plena época de la edad del pavo, de institutos, chicas y demás...

Yo siempre fuí el niño lindo de mi casa, el primer nieto, el niño bueno, el que nunca había roto un plato, desde muy pequeño mi abuela se encargaba de que siempre anduviera con dinero encima para lo que quisiera, mis amigos decían que era mimado. Yo no lo veía así y no lo veo, simplemente me veía como un chabal bueniño y afortunado, pues jamás me faltó de nada, ni cariño, ni abrazos, ni amigos, mi vida era perfecta.

A raíz de entrar en el instituto y que las notas aunque buenas, de vez en cuando traía algún suspenso, mi padre hizo que naciera en mi una "fobia" hacia el CUPIDO y hacia todo lo relacionado con la pesca, lo que siempre comentaban a modo de anécdota de como disfrutaba cuando iba embarcado con él y mi madre y cómo disfrutaba tirándome con mi bici de proa a popa aprovechándome del balance de los mercantes, todo aquello se había esfumado.

Mi padre quería hacer de mi un hombre, saber lo dura qué es esta vida y que dejara de ser el niño "lindo" de mi abuela para convertirme en un hombre de provecho.

Como os dije, esos veranos de "chicas", de amigos, veranos interminables donde todo tendría que ser diversión y experiencias nuevas, para mi se había esfumado.
Mientras mis amigos se iban para la playa, yo o me quedaba en casa o me tenía que ir al poco de haber llegado.

Como antes decía "la fobía" que llegué a cogerle al mar, hacía que ya saliera mareado de casa, lo pasaba mal en el barco, sufría con los insufribles dolores de cabeza y estomago que me producían los diferentes olores del barco y el continuo balance del barco, tenía que salir cenado de casa, pues era incapaz de comer abordo.

Durante el tiempo en el que no era consciente de porque mi padre me podía hacer pasar a mi por todo esto, yo seguía creciendo y la relación con mi padre llegó a ser muy "tensa" y "dura". De ser su niño lindo, a ser el "hijo estúpido" que ningún padre quisiera tener.

El pasado Viernes, El CUPIDO se marchó de Pontedeume y con él una de las partes más importantes de mi vida, parece mentira como algo a lo que tanta rabia le pude tener en su momento, pudo haber marcado tanto mi vida.

Creo que ya se lo dije más de una vez a mis padres y quien me conoce bien, sabe que no hay cosa que más le agradezco a mi padre que a pesar de todo lo mal que lo pase y de lo mal que hice pasar tanto a él como a mi madre, siguiesen adelante con su "proyecto de hombre".

Hoy más que nunca, quiero agradecerle a ellos todo lo que siempre han echo por mi y aunque el CUPIDO no esté ya en Pontedeume, sabré que allá por donde quiera que vaya, una parte de mi vida siempre ha de estar ligada a esos catres, a esa cubierta donde tantas y tantas veces devolví, a ese puente donde pasaba horas con mi padre y donde aunque no sé si lo conseguía intentaba "animarlo" cuando lo veía un poco decaido.
El Cupido hizo que abriera los ojos ante la vida, me hizo un hombre e hizo que apreciera de verdad lo que cuesta ganar un peine, ojalá mi hijo tenga "la fortuna" de que yo le pueda ofrecer una experiencia tan enriquecedora como la del CUPIDO.

Hasta Siempre AMIGO, siempre estarás en mi corazón.